Estamos en diciembre 2020 y el año se encuentra en su recta final. Para mi no ha sido ni bueno ni malo pero han ocurrido cosas buenas y cosas malas. Un hecho malo para la humanidad ha sido la transmisión a la especie humana del virus SARS-CoV - 2 causante de la pandemia del COVID 19. A pesar de lo anterior hay personas que han sacado provecho de esta crisis.
Un hecho bueno es que estamos con vida y con muchas ganas de vivir así como de aprender. En este año han tenido lugar nuevos aprendizajes y des-aprendizajes. Algunos han llegado con mucho dolor y otros con mucho placer y alegría. El final de mis aprendizajes siempre son alegres.
Extraño mucho la práctica del ping-pong o tenis de mesa. Aprendí a jugarlo cuando cursaba quinto año de bachillerato (hoy décimo grado en Colombia). Desde ese tiempo y en mi época de universidad fui un amante de este dinámico juego. Sigue siendo un juego que me aísla de mis quehaceres y vivencias diarias: es mi relax. Esta foto es en la cancha de ping-pong de la Universidad Antonio Nariño en la sede de la ciudad Cartagena de Indias en la costa norte colombiana.